martes, 1 de octubre de 2019

Proselitismo con la misión médica


 Aunque desde la Convención de Ginebra, en 1949, se habla de la neutralidad de la misión médica, habría que preguntarse si su utilización con fines proselitistas también atentaría contra su finalidad humanitaria, ejercida al margen de cualquier interés político, religioso o económico.

Entiéndanse por misión médica el personal de salud, sus instalaciones, las ambulancias, pacientes y familiares, los símbolos que la representan (como la cruz de color rojo), los atuendos propios de su personal (batas blancas) y los principios y normas que enmarcan su ejercicio, que tienen como finalidad brindar servicios de salud.

En el mismo sentido, los principios fundamentales que rigen su ejercicio son la neutralidad, entendida como la no pertenencia o simpatía manifiesta con ningún bando o interés en disputa, y el especial respeto y protección de la condición de indefensión y vulnerabilidad física y psicológica de pacientes y familiares.

No obstante su carácter humanitario, algunas personas hacen proselitismo con testimonios de dolor de pacientes o familiares, con información del historial clínico y con fotografías de enfermos. Incluso llegan a utilizar las instalaciones de salud para difundir sus ideas, aprovechándose de la condición de vulnerabilidad de las personas allí presentes, en especial de su inconformismo al no satisfacerse todas sus expectativas. La realidad es que la ciencia médica (en Colombia y el mundo) muchas veces no puede responder como la gente quisiera.

Aunque estas personas justifican sus acciones diciendo que es para denunciar supuestos atropellos contra el derecho a la salud, en la mayoría de los casos también lo hacen para conseguir adeptos a su causa, lo cual es completamente inaceptable en el escenario de los servicios de salud, cuya única finalidad debe ser el atender a los pacientes.


No se trata de que no se critiquen los servicios de salud ni de desconocer o minimizar sus falencias. Tampoco de obstaculizar a quienes las denuncian ni de ocultar a sus responsables. Por supuesto que hay que hacerlo, y esta es una labor a la que todos, sin excepción, deben contribuir. Lo que sí es cuestionable es utilizar la misión médica para fines diferentes de los establecidos en su naturaleza humanitaria. Hacerlo desvirtúa su esencia neutral, socavando la confianza de la población. Por ende, el proselitismo en el contexto de los servicios de salud debería ser considerado una violación de su neutralidad y prohibirse.



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